NO LO CONOZCO A USTED
No lo recuerdo a usted señor, nunca lo he visto
por qué razón insiste que lo debo escuchar.
No quiero ser grosera, me toma de improviso,
interrumpe mi paso y me quiere besar.
Tal vez me le parezca a otra mujer cualquiera
que en días ya pasados compartió con usted,
una tarde de fiesta en plena primavera,
o un precioso domingo en un cuarto de hotel.
No me recuerdo de usted y de favor le pido
que busque entre la gente a esa otra mujer,
que le enfermó su alma y dañó sus sentidos,
porque yo no soy ella, ni lo conozco a usted.