NUNCA LO SABRAS
Todos los días cuando me levanto, y tengo la dicha de saberte cerca, aunque nos separa una simple puerta con mi pensamiento, siempre la traspaso.
Y llego hasta a ti vestida de blanco, lindo traje largo, con velo y corona. Y en tu semblante la dicha se asoma, porque soy la novia que tú quieres tanto.
De pronto yo vuelvo a esta realidad de saber que nunca me podrás amar, porque tienes dueña y ella es mi amiga.
Por eso me marcho, ese es mi deber, te dejo el soneto que acabo de hacer, aunque no sabrás que tonta lo escriba.
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