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A Sonetos

           EXCESO DE AMOR

 

 Me fuiste enredando paulatinamente

 con esa dulzura, dulce de tu piel.

 Me fui acostumbrando a esa rica miel

 que yo saboreaba  deliciosamente.

 

No me interesaba si alguien de repente

nos viera extasiados dándonos un beso,

pues uno del otro estábamos preso

en la dulce cárcel de pasión ardiente.

 

Me fuiste enredando y de tal manera

que de todas formas aunque yo quisiera

mi cuerpo se niega a dejarte en paz.

 

Porque tú no vives sin mis locos besos

y los dos unidos ante esos excesos

no le damos tregua a este amor jamás.


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