Buscando la perfección
de las cosas imperfecta,
de pronto me vi en la puerta,
de la cruel desilusión.

Pues llamando a la razón,
me dio como resultado,
un ser con la explicación,
mas perfecta que he escuchado.

Tú que escribes...él me dijo,
y hablas de la perfección.
¿Por qué no hiciste a tus hijos,
perfectos cual tu ilusión?

De pronto poniendo el cuño,
a esa pregunta elocuente,
vi dándose con los puños,
a mis hijos inocentes.

¡Y llegué a la conclusión,
que debe llegar la gente!
La palabra perfección,
tan solo existe ¡en la mente!